Los dos sabiamos muy bien lo que haciamos y decidimos llevarlo hasta el final. Solos, en el cuarto desordenado, nos entregamos el uno al otro sin importarnos nada mas.
El sol entro por las rendijas de la persiana, sabiamos que la noche habia terminado y que nuestro juego, habia llegado a su final. Era hora de volver a nuestras rutinarias y monotonas vidas, pero teniamos la certeza de que por casualidades (o causalidades) de la vida, nos volveriamos cruzar y asi escapar del mundo, una vez mas
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